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Predicar a los Aventureros es como sembrar en tierra fresca y fértil. Ellos escuchan con los ojos, aprenden con las manos y recuerdan con el corazón. En cada Aventurero hay una curiosidad profunda, un deseo de pertenecer, y una sensibilidad natural hacia Jesús. Pero para predicarles de forma efectiva, hay que entrar en su mundo.
Aquí algunos consejos sencillos, pero poderosos:
1. 🎨 Usa imágenes, objetos y dramatización
Los Aventureros aprenden con lo que ven y tocan. No basta con hablar: hay que mostrar. Usa títeres, peluches, disfraces, dibujos, elementos de la naturaleza… ¡todo lo que despierte su atención! Cada predicación puede convertirse en una historia visual que ellos recordarán por años.
✨ Si puedes hacerles imaginar, puedes tocar su corazón.
2. 📚 Cuenta historias cortas y con propósito
No necesitan teología profunda. Necesitan historias con lecciones claras, centradas en valores como la obediencia, la verdad, el amor, la fe, la gratitud. Usa personajes bíblicos que se parezcan a ellos. ¿Qué niño no quiere ser como Samuel, o como la niña que ayudó a Naamán?
🧒🏼 “Jesús también fue niño como tú” — eso les abre el corazón.
3. 💬 Usa palabras simples y frases repetibles
Ellos aman las frases que pueden repetir o cantar. Usa una idea clave y repítela durante tu predicación como un canto o coro. Ejemplo:
🎶 “Jesús me cuida… todos los días”
🙌 “Dios me hizo valiente”
Haz que participen con sus voces y gestos.
4. 💛 Conecta con sus emociones
Los Aventureros se sienten amados cuando los miras a los ojos, cuando les sonríes, cuando los llamas por su nombre. Predicarles no es solo enseñar, es abrazarlos con el mensaje. Dios también habla con ternura.
🐑 Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí… no para entretenerlos, sino para amarlos.
5. 🎁 Siempre termina con una acción
Después del mensaje, dales algo práctico: colorear, hacer una oración con gestos, construir algo, dar un abrazo, sembrar una flor, escribir un “gracias” a sus padres. Lo que hacen refuerza lo que escucharon.
Conclusión
Predicar a los Aventureros no es hablarles como adultos pequeños, es guiarlos como discípulos grandes en formación. Ellos sienten a Dios antes de comprenderlo por completo. Y muchas veces, su fe sencilla y pura es más fuerte que la de los grandes.
Jesús los valoró, los abrazó, y les dio el primer lugar. Nosotros estamos llamados a hacer lo mismo… con creatividad, dulzura y pasión.
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